jueves, 23 de octubre de 2014

El pasado de la Industria del Calzado Guanajuatense

Por Andy Diaz

           Los tres hermanos, Manuel, Carlos y José, en el taller de Camilo,
 aprendiendo de su padre Manuel del Valle. Foto:etnoleon.blogspot.mx

Puede decirse que, formalmente, la historia del calzado leonés está por escribirse y, tal parece que no se cuenta con fuentes de información escrita o acervo de consideración para hacerlo.
Corría el año de 1881 cuando el Sr. J. Isabel Macías, fundó una de las primeras fábricas de calzado, la cual en 1909 se consolidó.


A principios del siglo XX la industria del calzado cobra auge y se convierte, junto con la industria textil, en la actividad económica más importante de León. Para entonces se encontraba, entre otras máquinas de coser, con las de marca “La White” que al principio no se vendían sino se rentaban.
Para 1920 León era llamado la ciudad de los Talleres. Ya en ese año se encontraban concentrados en el Barrio Arriba gran cantidad de tenerías y zapaterías, algunas de ellas movidas por energía eléctrica y, según consta en el Archivo Histórico, este año se inicia la fabricación de hormas a una escala mayor por “especialistas”.
Puede decirse que en la década de 1920 se presenta otro puente en la Industria.
Es también en esta época cuando algunas picas amplían su tamaño y organización, dando lugar a grandes talleres que basan su producción en la mano de obra asalariada, y que alcanzaba a sacar hasta 200 pares a la semana.
En estos talleres se ocupaba a un buen número de ensueladores que en ocasiones, rebasaba 25 pares al día. Aparecen máquinas de coser suela como la Landis y Adrian Brush, y la Astraus para montar. Surgen los talleres de maquila. La maquinaria se importaba de una compañía llamada United Shoe Machinery.
Estantería con hormas para fabricar zapatos en el Taller de Camilo.
Foto por: etnoleon.blogspot.com
En esta década, algunos fabricantes que ya llevaban muchos años haciendo calzado ven consolidarse sus factorías. Tal es el caso de Don José R. Moreno y la fábrica Hernández Hermanos, mejor conocida como la Atila, la cual llegó a contar con 200 obreros que laboraban repartidos en tres turnos y que producía calzado para obreros y campesinos.
El 24 de mayo de 1926 queda constituida la Unión de Fabricantes de Calzado de León, cuyo presidente fundador fue el Sr. José Padilla Moreno y el primer secretario el Sr. Ignacio L. Hernández.
La unión tenía por objeto “la organización social de la clase y el adelanto y mejoramiento moral, intelectual, material y profesional de sus miembros; así como la defensa de los intereses de la industria de zapatería, procurando su progreso y defendiéndolo de competencias indebidas.”
Para 1933, de acuerdo a la monografía de Gilberto Jiménez, había en León 10 o 12 talleres grandes, 200 medianos y 800 pequeños que en total empleaban a 10 mil obreros de ambos sexos y producían diariamente  700 pares. La venta ascendió hasta 30 millones de pesos.
Aparecen nuevas formas de comercialización, además de los  “tiraderos o barateros” e intermediarios a crédito. Tal parece, que para esta fecha se incrementaron los almacenistas y compradores foráneos que pagaban al contado.
En la época de la Segunda Guerra Mundial, la industria zapatera leonesa marca el despegue que a la larga la convertiría casi en una monoindustria. Entre otros factores se encuentra el hecho de que los Estados Unidos de Norteamérica importaban gran cantidad de calzado producido en la ciudad de León, a la vez que algunos empresarios que se organizaron para exportar sus procesos  productivos que de inmediato aplicaron a sus centros de producción.

Fuente: Cámara de la Industria del Calzado del Estado de Guanajuato, México; "Historia del Calzado"; CICEG; http://www.ciceg.org/HISTORIA/Antecedentesdelaindustria/Antecedentesdelaindustria.html; 26 de septiembre de 2014.

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