Por Andy Diaz
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Los tres hermanos, Manuel, Carlos y José, en el taller de Camilo,
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Corría el año de 1881 cuando el Sr. J. Isabel Macías,
fundó una de las primeras fábricas de calzado, la cual en 1909 se consolidó.
A principios del siglo XX la industria del calzado cobra auge y se convierte, junto con la industria textil, en la actividad económica más importante de León. Para entonces se encontraba, entre otras máquinas de coser, con las de marca “La White” que al principio no se vendían sino se rentaban.
A principios del siglo XX la industria del calzado cobra auge y se convierte, junto con la industria textil, en la actividad económica más importante de León. Para entonces se encontraba, entre otras máquinas de coser, con las de marca “La White” que al principio no se vendían sino se rentaban.
Para 1920 León era llamado la ciudad de los Talleres. Ya en
ese año se encontraban concentrados en el Barrio Arriba gran cantidad de
tenerías y zapaterías, algunas de ellas movidas por energía eléctrica y, según
consta en el Archivo Histórico, este año se inicia la fabricación de hormas a
una escala mayor por “especialistas”.
Puede decirse que en la década de 1920 se presenta otro
puente en la Industria.
Es también en esta época cuando algunas picas amplían su
tamaño y organización, dando lugar a grandes talleres que basan su producción
en la mano de obra asalariada, y que alcanzaba a sacar hasta 200 pares a la
semana.
En estos talleres se ocupaba a un buen número de
ensueladores que en ocasiones, rebasaba 25 pares al día. Aparecen máquinas de
coser suela como la Landis y Adrian Brush, y la Astraus para montar. Surgen los
talleres de maquila. La maquinaria se importaba de una compañía llamada United
Shoe Machinery.
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Estantería con hormas para fabricar zapatos en el Taller de Camilo. Foto por: etnoleon.blogspot.com |
El 24 de mayo de 1926 queda constituida la Unión de
Fabricantes de Calzado de León, cuyo presidente fundador fue el Sr. José
Padilla Moreno y el primer secretario el Sr. Ignacio L. Hernández.
La unión tenía por objeto
“la organización social de la clase y el adelanto y mejoramiento moral,
intelectual, material y profesional de sus miembros; así como la defensa de los
intereses de la industria de zapatería, procurando su progreso y defendiéndolo
de competencias indebidas.”
Para 1933, de acuerdo a la monografía de Gilberto
Jiménez, había en León 10 o 12 talleres grandes, 200 medianos y 800 pequeños
que en total empleaban a 10 mil obreros de ambos sexos y producían
diariamente 700 pares. La venta ascendió
hasta 30 millones de pesos.
Aparecen nuevas formas de
comercialización, además de los
“tiraderos o barateros” e intermediarios a crédito. Tal parece, que
para esta fecha se incrementaron los almacenistas y compradores foráneos que
pagaban al contado.
En la época de la Segunda
Guerra Mundial, la industria zapatera leonesa marca el despegue que a la larga
la convertiría casi en una monoindustria. Entre otros factores se encuentra el
hecho de que los Estados Unidos de Norteamérica importaban gran cantidad de
calzado producido en la ciudad de León, a la vez que algunos empresarios que se
organizaron para exportar sus procesos
productivos que de inmediato aplicaron a sus centros de producción.
Fuente: Cámara de la Industria del Calzado del Estado de
Guanajuato, México; "Historia del Calzado"; CICEG; http://www.ciceg.org/HISTORIA/Antecedentesdelaindustria/Antecedentesdelaindustria.html; 26 de
septiembre de 2014.
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